Versículo 39. Por lo tanto, no podían creer... ¿Por qué? Porque no creyeron en el informe de los profetas acerca de Cristo; por tanto, no atribuyeron los milagros que obró como prueba de que él era la persona predicha por los profetas y prometida a sus padres. Habiendo resistido así el informe de los profetas y la evidencia de los propios milagros de Cristo, Dios los entregó a la oscuridad y dureza de sus propios corazones, de modo que continuaron rechazando toda propuesta de la misericordia divina; y Dios se negó a curar su herida nacional, pero, por el contrario, comisionó a los romanos contra ellos, de modo que su existencia política fue totalmente destruida.

La profecía de Isaías no era la causa ni el motivo de su incredulidad: era una simple predicción, que no les imponía la necesidad de resistirse a las ofertas de misericordia. Pudieron haber creído, a pesar de la predicción, pues este tipo de profecías siempre incluyen una condición tácita; pueden creer, si utilizan adecuadamente la luz y el poder que Dios les ha dado. Tales profecías también son de aplicación general: siempre se ajustarán a alguien, pues en cada época se encontrarán personas que se resistan a la gracia y al Espíritu de Dios como estos judíos desobedientes. Sin embargo, parece que esta predicción pertenecía especialmente a estos rechazadores y crucificadores de Cristo; y si la profecía fue infalible en su ejecución, con respecto a ellos, no fue por la predicción que continuaron en la incredulidad, sino por su propia obstinación voluntaria; y Dios previendo esto, lo predijo por el profeta. Si dijera que no pudieron creer, es decir, que no quisieron creer, tal vez ofendería a una generación de sus hijos; y sin embargo, estoy bastante seguro de que las palabras deben entenderse así. Sin embargo, para ponerme a cubierto de toda sospecha de pervertir el sentido de un texto que a algunos les parece que habla a favor de esa horrible doctrina de la reprobación incondicional, el propio padre de la misma me interpretará el texto. Así pues, dice San AGUSTÍN: Quare autem non POTERANT, si a me quaeratur, cito respondeo; Quia NOLEBANT: MALAM quippe eorum VOLUNTATEM praevidit Deus, et per prophetam praenunciavit. "Si me preguntan ¿por qué no pudieron creer? Respondo inmediatamente: Porque no quisieron. Y Dios, habiendo previsto su MALA VOLUNTAD, lo predijo por el profeta". Tract. de Aug. 53, en Joan.

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