Verso Juan 18:6. Retrocedieron y cayeron al suelo... Ninguno de los otros evangelistas menciona esta circunstancia tan importante. Nuestro Señor eligió darles esta prueba de su poder infinito, para que supieran que su poder no podía prevalecer contra él si decidía ejercer su fuerza, viendo que el mismo aliento de su boca los confundía, los hacía retroceder y los derribaba a la tierra. Así, por el soplo de Dios podrían haber perecido, y por el aliento de su nariz podrían haber sido consumidos: Job 4:9.

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