Verso Marco 2:28. El Hijo del hombre es el Señor... Ver en Mateo 12:7.

Algunos han entendido que esto se aplica a los hombres en general, y no a Cristo. El Hijo del hombre, cualquier hombre es Señor del sábado; es decir, fue hecho para él, para su comodidad, confort y uso, y a estos propósitos debe aplicarlo. Pero este es un modo de interpretación muy duro y, al mismo tiempo, muy laxo, pues parece decir que un hombre puede hacer el uso que quiera del sábado; y, si esto fuera cierto, la obligación moral del sábado quedaría pronto aniquilada.

DIOS ordenó el sábado no sólo para ser un tipo de ese descanso que queda para el pueblo de Dios, sino también para ser un medio de promover el bienestar de los hombres en general.

Las ordenanzas de la religión deben ser reguladas de acuerdo con su fin, que es el honor de Dios y la salvación de los hombres. Es propiedad de la verdadera religión no contener nada en ella sino lo que es beneficioso para el hombre. De esa forma, Dios muestra claramente que no es ni por indigencia ni por interés que exige a los hombres que lo adoren y obedezcan, sino sólo por bondad y para hacerlos felices. Dios prohibió el trabajo en el día sábado, para que los siervos no fueran oprimidos por sus amos, para que las bestias trabajadoras tuvieran el descanso necesario, y para que los hombres tuvieran una oportunidad adecuada de asistir a sus ordenanzas y salvar sus almas. Al sábado, bajo la dirección de Dios, le debemos mucho de lo que es requerido y necesario tanto para el cuerpo como para el alma.

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