CAPITULO VIII

Grandes multitudes siguen a Cristo , 1.

Cura a un leproso , 2-4.

Sana al sirviente del centurión , 5-13.

Sana a la madre de la esposa de Pedro , 14, 15;

y varias otras personas enfermas , 16, 17.

Sale de ese lugar , 18.

Dos personas se ofrecen para ser sus discípulos , 19-22.

Él y sus discípulos son alcanzados por una tempestad, que

detiene milagrosamente , 23-27.

Cura un endemoniado, y los demonios que salieron entran en

un hato de cerdos que, precipitándose al mar, mueren, 28-32.

Los criadores de porcinos anuncian el milagro a los Gergesenes, quienes

piden a Cristo que se vaya de su país , 33, 34.

NOTAS SOBRE EL CAPITULO. VIII.

Verso Mateo 8:1. Desde la montaña...  Esa montaña en la que había pronunciado el inimitable sermón anterior.

Le siguieron grandes multitudes... Habiendo quedado profundamente impresionados con las gloriosas doctrinas que acababan de escuchar.

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