Cuando bajó del monte, lo siguió una gran multitud.

Ver. 1. Le siguieron grandes multitudes ] Muchos miles, como prueba Bodinius De Claritate Christi de los escritores antiguos. Esto atrajo sobre nuestro Salvador la envidia de los fariseos, esos rizos carcomidos que, como Sejano, pensaban todo perdido que caían junto a sus propios labios: como Nerón, escupían a todos los que el pueblo aplaudía; y como de tigre, se apoderaron con sus dientes de todos los excelentes espíritus de su tiempo, como se dice de Tiberio. a

a Quicquid non adquisitur damnum est. Sen. de Seiano. Nero omnium aemulus. Ammian.

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