Versículo 6. Las puertas de los ríos se abrirán. Ya me he referido a esto, Nahúm 1:8; pero será necesario ser más preciso. El relato de Diodoro Sículo, lib. ii, es muy sorprendente. Comienza así: Ην δ' αυτῳ λογιον παραδεδομενον εκ προγονων, κ.τ.λ. - "Hubo una profecía recibida de sus antepasados, según la cual Nínive no sería tomada hasta que el río se convirtiera primero en enemigo de la ciudad. Sucedió en el tercer año del asedio, que el Éufrates [query, Tigris] estando crecido por las continuas lluvias, desbordó parte de la ciudad, y derribó veinte estadios de la muralla. Imaginando entonces el rey que el oráculo se había cumplido, y que el río se había convertido manifiestamente en enemigo de la ciudad, desechando toda esperanza de seguridad, y por temor a caer en manos del enemigo, construyó una gran pira funeraria en el palacio, (εντοιςβασιλειοις,) y habiendo recogido todo su oro y plata y vestiduras reales, junto con sus concubinas y eunucos, se colocó con ellos en un pequeño apartamento construido en la pira; los quemó a ellos, a sí mismo y al palacio juntos. Cuando ciertos desertores anunciaron la muerte del rey (Sardanápalo), el enemigo entró por la brecha que habían abierto las aguas y tomó la ciudad".

Así se cumplió literalmente la profecía de Nahum: "las puertas del río se abrieron, y el palacio se disolvió", es decir, se quemó.

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