Introducción a Eclesiastés 7.

El sabio que ha expuesto las muchas vanidades a las que están sujetos a los hombres en esta vida, y mostraron que no hay una felicidad real en todos los disfrute externos bajo el sol; procede a observar qué son los remedios contra ellos, de los cuales había entrado algunos sugerencias antes, como el miedo y la adoración de Dios, y el uso libre y moderado de las criaturas; y aquí sugiere más, y tal como protegerá de ellos, o apoyará debajo de ellos, o enseñará e instruya cómo comportarse mientras asistió con ellos, y para dirigir a lo que son adecuados y necesarios en la búsqueda de la verdadera y la felicidad real; Como el cuidado de un buen nombre y reputación, Eclesiastés 7:1; Meditación frecuente sobre la mortalidad, Eclesiastés 7:2; Escuchando las reproches de los sabios, que son preferibles a las canciones y la alegría de los tontos, Eclesiastés 7:5; Evitar la opresión y el soborno, que son muy perniciosos, Eclesiastés 7:7; Paciencia bajo provocaciones, y presenta malos tiempos, como se cree que es, Eclesiastés 7:8; Una búsqueda de esa sabiduría y conocimiento que tiene vida anexa, Eclesiastés 7:11; PRESENTACIÓN A LA VOLUNTAD DE DIOS Y LA CONTRAMACIÓN EN CADA ESTADO, Eclesiastés 7:13; Extremas fascinantes en la justicia y el pecado, el mejor antídoto contra el cual es el temor de Dios, Eclesiastés 7:15; Dicha sabiduría como no para ser ofendida con todo lo que se hace, o palabra que se habla, teniendo en cuenta la imperfección de los mejores hombres, la debilidad de los demás, y la nuestra, Eclesiastés 7:19; Y luego el hombre sabio reconoce la imperfección de su propia sabiduría y conocimiento, a pesar de los dolores que había tomado, Eclesiastés 7:23; y lamenta su pecado y su locura en ser atraído por mujeres, Eclesiastés 7:26; y abre la causa de la depravación de la naturaleza humana, la elimina de Dios, que hizo el hombre en posición vertical, y la atribuye al hombre, el inventor de las cosas malas, Eclesiastés 7:29.

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