Entonces el rey tomó consejo, e hizo dos becerros de oro, y les dijo: (m) Es demasiado para vosotros subir a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, que te sacaron de la tierra. de Egipto.

(m) Tan astutas son las persuasiones carnales de los príncipes, cuando hacen que una religión sirva a su apetito.

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