Y envió de nuevo a un capitán del tercero cincuenta con sus cincuenta. Y subió el tercer capitán de cincuenta, y se acercó y se arrodilló ante Elías, y le suplicó y le dijo: Oh hombre de Dios, te ruego que me dejes mi vida y la vida de estos cincuenta. Tus siervos, sean preciosos a tus ojos.

(k) Que me humille ante Dios y su siervo.

(l) Es decir, perdóname la vida y no me dejes morir como los otros dos.

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