Y puse mi rostro al Señor Dios, para (d) buscar con oración y súplicas, con ayuno, cilicio y ceniza:

(d) No habla de esa oración ordinaria, que usaba en su casa tres veces al día, sino de una oración rara y vehemente, para que sus pecados no hicieran que Dios demorara el tiempo de su liberación profetizado por Jeremías.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad