No te apresures con tu boca, ni tu corazón se apresure a decir nada delante de Dios; porque Dios está en los cielos y tú en la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

(a) Ya sea al hacer votos o al orar, es decir, que debemos usar toda reverencia hacia Dios.

(b) No te escucha por el bien de tus muchas palabras o repeticiones frecuentes, sino que considera tu fe y tu mente de siervo.

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