Mantén tu pie cuando vayas a la casa de Dios, vigilando cuidadosamente para que no se desvíe del camino que conduce al templo del Señor y el corazón de esa persona se vea afectado por pensamientos que interfieran con la verdadera devoción, y esté más dispuesto a escuchar, mejor dicho: "acercarse para oír", para escuchar y hacer caso de la Palabra de Dios, que para dar el sacrificio de los necios, como se hace en el culto irreflexivo e hipócrita; porque no consideran que hacen el mal, no se dan cuenta de cuán profundamente ofenden al Señor con su comportamiento irreverente.

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