(14) Por tanto, desechando la mentira, habla verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.

(14) Elogia por separado ciertas virtudes cristianas especiales, y ante todo exige la verdad (es decir, los modales sinceros), condenando todo engaño e hipocresía, porque nacemos el uno para el otro.

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