Efesios 4:1-32

1 Por eso yo, prisionero en el Señor, les exhorto a que anden como es digno del llamamiento con que fueron llamados:

2 con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose los unos a los otros en amor,

3 procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como han sido llamados a una sola esperanza de su llamamiento.

5 Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,

6 un solo Dios y Padre de todos quien es sobre todos, a través de todos y en todos.

7 Sin embargo, a cada uno de nosotros nos ha sido conferida la gracia conforme a la medida de la dádiva de Cristo.

8 Por esto dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres.

9 Pero esto de que subió, ¿qué quiere decir, a menos que hubiera descendido también a las partes más bajas de la tierra?

10 El que descendió es el mismo que también ascendió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

11 Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros,

12 a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

13 hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

14 Esto, para que ya no seamos niños, sacudidos a la deriva y llevados a dondequiera por todo viento de doctrina por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia las artimañas del error

15 sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo.

16 De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todos los ligamentos, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros para ir edificándose en amor.

17 Esto digo e insisto en el Señor: que no se conduzcan más como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes,

18 teniendo el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su corazón.

19 Una vez perdida toda sensibilidad, se entregaron a la sensualidad para cometer ávidamente toda clase de impurezas.

20 Pero ustedes no han aprendido así a Cristo,

21 si en verdad le han oído y han sido enseñados en él, así como la verdad está en Jesús.

22 Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos;

23 pero renuévense en el espíritu de su mente

24 y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad.

25 Por lo tanto, habiendo dejado la mentira, hablen la verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.

26 Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo

27 ni den lugar al diablo.

28 El que robaba no robe más sino que trabaje esforzadamente, haciendo con sus propias manos lo que es bueno para tener qué compartir con el que tenga necesidad.

29 Ninguna palabra obscena salga de su boca sino la que sea buena para edificación, según sea necesaria, para que imparta gracia a los que oyen.

30 Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios en quien fueron sellados para el día de la redención.

31 Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad.

32 Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo.

EXHORTACIONES A CUMPLIR CON LOS DEBERES CRISTIANOS RESULTANTES DE NUESTROS PRIVILEGIOS CRISTIANOS. ESTAMOS UNIDOS EN UN CUERPO, AUNQUE SOMOS DIFERENTES SEGUN LAS GRACIAS DADAS A LOS DISTINTOS MIEMBROS, PARA QUE LLEGUEMOS A SER UN HOMBRE PERFECTO EN CRISTO.

1. Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéisTradúzcase según el orden griego: “Os ruego, pues (viendo que tal es vuestra vocación de gracia, caps. 1 y 2; 3:1, 14), yo el preso en el Señor” (es decir, encarcelado por la causa del Señor). Lo que el mundo consideraba como un oprobio, él lo considera como el honor más alto, y se gloría en sus prisiones por causa del Señor, más que un rey en su diadema. [Teodoreto]. Sus prisiones también son un argumento que daría más valor a su exhortación. como es digno de la vocaciónTradúzcase, “llamamiento” para que concuerde, como el griego, con “llamados” (v. 4; cap. 1:18; Romanos 8:28, Romanos 8:30). Colosenses 3:15 igualmente basa los deberes cristianos en nuestro “llamamiento”. Las exhortaciones de esta parte de la Epístola se apoyan en el goce consciente de los privilegios mencionados en la parte anterior. Comp. cap. 4:32 con cap. 1:7; 5:1 Corintios 1:5; 4:30 Colosenses 1:13; 5:15 Colosenses 1:8.

2, 3. Con toda humildad—En el griego clásico, el sentido de esta palabra es bajeza de espíritu; el evangelio la ha elevado para expresar una gracia cristiana, es decir, la de estimarnos a nosotros mismos pequeños, puesto que lo somos; el pensar con verdad, y por tanto humildemente, de nosotros mismos. [Trench]. y mansedumbre—Aquel espíritu en el cual aceptamos las disposiciones de Dios con respecto a nosotros, sin disputar y sin resistirnos, y en el cual aceptamos pacientemente los males que nos hacen los hombres, pensando que son permitidos por Dios para el castigo y la purificación de su pueblo (2 Samuel 16:11; comp. Gálatas 6:1; 2 Timoteo 2:25; Tito 3:2). Sólo el corazón humilde y sumiso puede ser también manso. (Colosenses 3:12). Así como la “humildad y la mansedumbre” corresponden a la idea de “soportarnos los unos a los otros en amor” (comp. “amor”, vv. 15, 16), así la “paciencia” corresponde a (v. 4) ser “solícitos (griego, “celosamente diligentes”) para guardar la unidad del Espíritu (la unidad entre los hombres de temperamentos diferentes, la cual proviene de la presencia del Espíritu, quien es a su vez “uno”, v. 4) en (unidos en) el “vínculo de la paz” (el “vínculo” por el cual la “paz” es mantenida, es decir, el “amor”, Colosenses 3:14 [Bengel]; o, puede ser que la paz misma sea el “vínculo” indicado aquí, que une los miembros de la iglesia [Alford]).

4. un cuerpo, y un Espíritu—En el credo apostólico (que es enseñado por algunas denominaciones. N. del T.) el artículo acerca de la iglesia correctamente sigue al del Espíritu Santo. A la Trinidad naturalmente se une la iglesia, como la casa a su habitante, a Dios su templo, el estado a su fundador. [Agustín, Enchir. ad Laurentium, cap. 15]. Habrá una iglesia, no sólo potencial sino realmente católica o universal; entonces la iglesia y el mundo serán coextensivos. Roma cae en un error inextricable al colocar a un mero hombre como cabeza visible, anticipando aquella consumación que Cristo, la verdadera Cabeza visible, ha de realizar primero en su venida. Así como el “Espíritu” es mencionado aquí, también se menciona al “Señor” (Jesús), v. 5, y al “Dios y Padre”, v. 6. Así se presenta nuevamente la Trinidad. como sois también llamados a una misma esperanza—Aquí es asociada con “el Espíritu”, que es las “arras de nuestra herencia” (cap. 1:13, 14). Así como se menciona “la fe”, v. 5, así también se mencionan aquí “la esperanza” y “el amor”, v. 2. El Espíritu Santo, como el superior principio comun de la vida (cap. 2:18, 22), da a la iglesia su verdadera unidad. La uniformidad exterior es ahora inasequible; pero, empezando por tener una mente, terminaremos al fin por tener “un cuerpo”. El verdadero “cuerpo” de Cristo (todos los creyentes de todos los siglos) es “uno”, y está unido a una misma Cabeza. Pero todavia su unidad no es visible así como la Cabeza no es visible; pero la unidad será revelada cuando Cristo aparezca (Juan 17:21; Colosenses 3:4). Entre tanto, la regla es: “En cosas esenciales, la unidad; en cuestiones dudosas, la libertad; en todas las cosas, la caridad”. La verdad es la cosa de primera importancia: los que llegan a la verdad, finalmente llegarán a la unidad, porque la verdad es una. Los que buscan la unidad como la cosa de primera importancia, podrán comprarla sacrificando la misma alma. de vuestra vocación—De nuestro “llamamiento” resulta “la esperanza”, siendo ella el elemento “en” el cual estamos “llamados”, a vivir. En lugar de clases privilegiadas, como lo eran los judíos bajo la ley, los judíos y gentiles gozarían de una unidad de dispensación. La espiritualidad, universalidad y unidad fueron designadas para caracterizar a la iglesia; y así será al fin (Isaías 2:2; Isaías 11:9, Isaías 11:13; Sofonías 3:9; Malaquías 14:9).

5. Un Señor, una fe, un bautismo—Semejantemente, “la fe” y “el bautismo” están unidos en Marco 16:16; Colosenses 2:12; comp. 1 Corintios 12:13. La “fe” aquí no es lo que creemos, sino el acto de creer, el medio por el cual nos asimos del Señor. El “bautismo” se especifica aquí como la ordenanza por la cual somos incorporados en el “un cuerpo”. No la Cena del Señor, pues esta ordenanza es un acto de comunión de parte de los ya incorporados, es “símbolo de unión, no de unidad.” [Ellicott]. En 1 Corintios 10:17, donde una ro tura de la unión aparecía, la cena formaba un punto de reunión. [Alford]. No se agrega: “Un papa, un concilio, una forma de gobierno”. La iglesia es una en unidad de fe (v. 5; Judas 1:3); unidad de origen (cap. 2:19-21); unidad de ordenanzas (v. 5; 1 Corintios 10:17; 1 Corintios 12:13); unidad de “esperanza” (v. 4; Tito 1:2); unidad de amor (v. 3); unidad (no uniformidad) de disciplina y gobierno; porque donde no hay orden, no hay ministerio con Cristo como Cabeza, es decir, no hay iglesia. [Pearson, Credo, Artículo 9].

6. Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas—El Dios que es sobre todo (en su soperanía y por su gracia), es la gran fuente y culminación de la unidad (cap. 2:19). y por todas las cosas—Dios, por medio de Cristo, “es quien cumple todas las cosas” (v. 10; cap. 2:20, 21), y quien ha hecho “propiciación” para todos los hombres (1 Juan 2:2, Joel 2:2). y en todos vosotros—Los manuscritos más antiguos omiten la palabra “vosotros”. Muchas de las versiones más antiguas y “padres” y manuscritos antiguos, leen “en todos nosotros”. Sea leído o no el pronombre, debe ser sobreentendido (ya sea “vosotros”, v. 4, o “nosotros”. v. 7); porque en otras partes de la Escritura se manifiesta que el Espíritu no está “en todos los hombres”, sino sólo en los creyentes (Romanos 8:9, Romanos 8:14). Dios es “Padre” tanto por “generación” (como Creador) como por regeneración (cap. 2:10; Santiago 1:17; 1 Juan 5:7, Joel 5:7).

7. Empero a cada uno … es dada la gracia—Aunque somos “uno” en nuestra relación comun con “un Señor, una fe, etc., y un Dios”, sin embargo, “cada uno de nosotros” tiene destinado para sí su propio don que ha de ser usado para el bien de todos: ninguno ha sido descuidado por Dios; de ninguno se puede dispensar para la edificación de la iglesia (v. 12). Este es un motivo para la unidad (v. 3). Tradúzcase: “A cada uno de nosotros fué dada la gracia (la que fué otorgada por Cristo en su ascensión, v. 8). conforme a la medida [la cantidad] del don de Cristo—(Romanos 12:3, Romanos 12:6).

8. Por lo cual—“Por cuya razón”, es decir, a fin de intimar que Cristo, la Cabeza de la iglesia, es el autor de todos estos diferentes dones, y que el darlos es un acto de su “gracia”. [Estio]. dice—Dios dice esto en su palabra que es la Escritura (Salmo 68:18). subiendo a lo alto—Dios es la persona indicada en el Salmo, quien es representado por el arca, la cual fué traída en triunfo por David a Jerusalén, después de que “Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos” (2 Samuel cap. 6; Salmo 7:1; Salmo 1 Crónicas cap. 15). Pablo cita este hecho como refiriéndose a Cristo que ascendió al cielo, y quien es por lo tanto Dios. llevó cautiva la cautividad—Es decir, una banda de cautivos. En el Salmo se trata de los enemigos que fueron hechos cautivos por David. Estos enemigos tipifican los enemigos de Cristo, el Hijo de David: el diablo, la muerte, la maldición y el pecado (Colosenses 2:15; 2 Pedro 2:4), que son llevados, como si fuera, en procesión triunfal como señal de la destrucción del enemigo. dió dones a los hombres—En el Salmo se dice: “Tomaste dones para los hombres”, hebreo, “entre los hombres”, es decir, “Has recibido dones para repartir entre los hombres”; así como el conquistador reparte, en señal de su triunfo, los despojos del enemigo como regalos entre su pueblo. El reparto de los dones y gracias del Espíritu dependía de la ascensión de Cristo (Juan 7:39; Juan 14:12). Pablo se detiene del todo en medio versículo, y no cita: “Para que habite entre ellos Jah Dios”. Aunque esto, en realidad, se cumple en parte en el hecho de que los creyentes son la “morada de Dios en Espíritu” (cap. 2:22). Pero el Salmo (v. 16) se refiere a que “Jehová habitará en Sión para siempre”. La ascensión de Cristo entre ángeles acompañantes, la cual tiene su contraparte en su segundo advenimiento entre “miles de ángeles” (v. 17), acompañado por la restauración de Israel (v. 22), la destrucción de los enemigos de Dios, la resurrección de los muertos (vv. 20, 21, 23), y la conversión de los reinos de este mundo al Señor, en Jerusalén (vv. 29-34).

9. Y que subió … etc.—Pablo razona que ya Cristo es Dios; su ascensión da a entender un descenso previo; y que el lenguaje del Salmo puede referirse solamente a Cristo, quien primero descendió, y después ascendió, porque Dios el Padre no desciende ni asciende. Sin embargo, el Salmo claramente se refiere a Dios (vv. 8, 17, 18). Tiene que ser pues Dios el Hijo (Juan 6:33, Juan 6:62). Cristo mismo declara (Juan 3:13): “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo”. Otros, aunque no descendieron previamente, han ascendido; pero a ninguno sino a Cristo puede referirse el Salmo, porque es de Dios de quien se habla. también había descendido … a las partes más bajas de la tierra—La antítesis o contraste con la frase “sobre todos los cielos”, es el argumento de Alford, etc., para demostrar que la frase quiere decir algo más que simplemente la tierra, es decir, las regiones debajo de ella, así como ascendió no simplemente a los cielos visibles, sino “encima de” ellos. Además, su propósito de “llenar todas las cosas” (v. 10, griego, “todo el universo de cosas”), podrá dar a entender lo mismo. Pero véase la Nota sobre estas palabras. También el llevar “cautiva” una “banda cautiva” (“cautividad”) de poderes satánicos, puede dar a entender que el combate se realizó aun en la misma habitación de ellos (Salmo 63:9). Cristo, como Señor de todo, tomó posesión primero de la tierra y el mundo invisible bajo ella (algunos opinan que la región de los perdidos está en las partes centrales de nuestra esfera), y luego de los cielos (Hechos 2:27). Sin embargo, todo lo que sabemos seguramente es que su alma en la muerte descendió al Hades, es decir, experimentó la condición usual de los espíritus de los hombres al morir. El llevar cautivos los poderes satánicos, no se dice que haya sido en su descenso, sino en su ascensión; de modo que no se puede sacar de esto un argumento que compruebe su descenso a las moradas de Satanás. Hechos 2:27, y Romanos 10:7, favorecen la opinión de que la referencia es sólo a su descenso al Hades. Así Pearson sobre El Credo (Filipenses 2:10).

10. también subió sobre todos los cielos—(Hebreos 7:26; Hebreos 4:14). Griego, “atravesó los cielos” hasta el trono mismo de Dios. para cumplir todas las cosas—“para llenar todas las cosas” (en griego la acción continúa hasta el tiempo presente). Para llenarlo todo con su divina presencia y Espíritu, no con su cuerpo glorificado. “Cristo, como Dios, está presente en todas partes; como hombre glorificado, puede estar presente en cualquier parte.” [Ellicott].

11. él mismo dió—El griego es enfático: “El mismo”, por su poder supremo, “él es quien dió”, etc. unos, ciertamente apóstolesTradúzcase: “… unos a ser apóstoles, y otros a ser profetas”, etc. Los hombres que ocupaban los puestos, así como los puestos mismos, eran dones de Dios. [Eadie]. Los ministros no se dieron a sí mismos. Compárese esta lista con 1 Corintios 12:10, 1 Corintios 12:28. Así como los apóstoles, profetas y evangelistas eran ministros especiales y extraordinarios, así los “pastores y doctores” (maestros) eran los ministros ordinarios y fijos de un rebaño en particular, incluyendo, probablemente a los obispos, presbíteros y diácones. Los evangelistas eran predicadores itinerario, así como lo son nuestros misioneros y como lo fué Felipe el diácono (Hechos 21:8). Son diferentes de los “pastores y maestros” fijos (2 Timoteo 4:5). El evangelista fundaba la iglesia; el doctor (maestro) la edificaba en la fe ya recibida. El “pastor” tenía el gobierno y dirección de la iglesia; el mismo funcionario se llamaba también “obispo”. En cuanto a la revelación, el evangelista testificaba infaliblemente tocante a lo pasado; el “profeta”, infaliblemente, tocante a lo futuro. El profeta lo recibía todo del Espíritu; el evangelista, en el caso especial de los Cuatro, recordaba hechos concretos, perceptibles a los sentidos, bajo la dirección del Espíritu. Ninguna forma única de gobierno eclesiástico como permanentemente inmutable está establecida en el Nuevo Testamento, aunque el orden apostólico de obispos, o presbíteros, y diáconos, dirigido por superintendentes superiores (llamados obispos después de los tiempos apostólicos), tiene la mejor sanción para creer que ésta era la usanza primitiva. En el caso de los judíos, un modelo fijo de jerarquía y ceremonialismo ligaba al pueblo inalterablemente, el cual era minuciosamente detallado en la ley. En el Nuevo Testamento, la ausencia de direcciones minuciosas para el gobierno y ceremonias de la iglesia indica que no se proyectaba ningún modelo fijo; la regla general en cuanto a ceremonias es obligatoria: “Hágase todo decentemente y con orden” (véase Artículo 34, Iglesia de Inglaterra); y que fuese provista una sucesión de ministros, no llamados por sí mismos, sino “llamados a la obra por hombres que tengan autoridad pública dada a ellos en la congregación, para llamar y enviar ministros a la viña del Señor” (Artículo 23). [A nuestro modo de ver, los ministros son “llamados por el Espíritu Santo”, no “por hombres que tengan autoridad en la congregación para llamar y enviar”; los que son llamados por el Espíritu luego son reconocidos como tales por la congregación. N. del T.] Que los “pastores” aquí eran los obispos y presbíteros de la iglesia, es evidente por Hechos 20:28; 1 Pedro 5:1, donde se dice que la función de los obispos y presbíteros era la de “apacentar” el rebaño. La palabra “pastor” se usa para indicar la dirección y gobierno y no meramente la instrucción, por lo cual se aplica a los reyes, antes que a los profetas y sacerdotes (Ezequiel 34:23; Jeremias 23:4). Véanse los nombres de príncipes que están compuestos con el término farnas, que en hebreo quiere decir “pastor”: Holofernes, Tissafernes (véase Isaías 44:28).

12. Para—con miras a; el objeto final. perfección de los santos—o “perfeccionamiento de los santos”. La palabra griega da a entender corrección de todo lo que sea deficiente, instruyendo y completando en número y en todas sus partes. para—La palabra griega es diferente y significa el objeto inmediato. Véase Romanos 15:2 : “Cada uno … agrade a su vecino para su bien a edificación”. la obra del ministerioGriego, “de ministración”, sin el artículo. La función del ministerio se presenta en este versículo. El bien propuesto respecto a la iglesia (v. 13). La manera de crecimiento (vv. 14, 15, 16). para edificación del cuerpo—como el templo del Espíritu Santo.

13. Hasta que todos lleguemos—o “alcancemos”. Alford expresa el orden griego: “Hasta que lleguemos todos nosotros”. a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios—Alcanzaremos la plena unidad de la fe, cuando todos conozcamos perfectamente a Cristo, el objeto de la fe, en su dignidad más alta como “el Hijo de Dios” [De Wette] (cap. 3:17, 19; 2 Pedro 1:5). Aun Pablo no hacía cuenta de “haber alcanzado” (Filipenses 3:12). Entre la variedad de dones y la multitud de miembros de la iglesia, la “fe” de los creyentes debe ser UNA; en contraste con el estado de “niños llevados por doquiera de todo viento de doctrina” (v. 14). a un varón perfecto—hasta llegar a ser un “hombre adulto” (1 Corintios 2:6; Filipenses 3:15; Hebreos 5:14); hasta obtener la madurez de adulto; en contraste con el estado de niños (v. 14). No “hombres perfectos”; porque los muchos miembros no constituyen sino una iglesia unida al Cristo único. a la medida, etc.—La norma de la “estatura” espiritual es la “plenitud de Cristo”, es decir, la que posee Cristo (cap. 1:23; 3:19; comp. Gálatas 4:19); para que el cuerpo sea digno de la Cabeza, el Cristo perfecto.

14. Que ya no seamos niños fluctuantesTradúzcase, “A fin de que …” etc. El propósito de la presentación de los dones se expresa aquí negativamente, así como en el v. 13 se expresa positivamente. llevados por doquiera—interiormente, aun sin viento; como las olas del mar. Así el griego. Comp. Santiago 1:6. de todo viento de doctrina—Las diferentes enseñanzas son los “vientos” que los llevan de un lugar a otro en un mar de dudas (Hebreos 13:9; Mateo 11:7). porGriego, “en”. Es decir “la atmósfera malvada en la cual las diferentes corrientes de doctrina ejercen su fuerza.” [Ellicott]. estratagemalit., “juego de dados”. El jugador maneja su tiro de modo que salgan los números que mejor le convengan. de hombres—En contraste con la expresión “con Cristo” (v. 13), que,… emplean con astucia, etc.—Tradúzcase: “astucia en cuanto al sistema metodizado del empeño” (“los ardides del error”) [Alford]. Bengel entiende el término “engaño” o “error”, como que se refiere al “padre del error”, Satanás (comp. cap. 6:11); en relación con su manera oculta de obrar.

15. Antes siguiendo la verdad—o “manteniendo la verdad”; palabra contraria a “error” o “engaño” (v. 14). en amor—La “verdad” nunca debe ser sacrificada al amor; sin embargo, debe ser mantenida, o practicada, en amor. La verdad en palabra y en obra; el amor en manera y en espíritu, son la regla del cristiano (comp. vv. 21, 24). crezcamos—del estado de “niños” al de “hombres adultos”. Hay crecimiento sólo en los espiritualmente vivos, no en los muertos. en aquel—para ser incorporados más y más en él, y venir a ser uno con él. que es la cabeza—(cap. 1:22).

16. (Colosenses 2:19). Del cual, todo el cuerpo compuesto—siendo aptamente “compaginado”, como en el cap. 2:21: estando todas las partes en su posición propia, y en relación mutua. y bien ligado entre sí—Dando a entender firme consolidación. por todas las junturas de su alimentoGriego, “Por medio de toda juntura de abastecimiento”; unido gramaticalmente a la frase que sigue: “toma aumento de cuerpo”, no con “ligado”. “Por toda coyuntura ministrante.” Las coyunturas son los puntos de unión de donde el abastecimiento de alimento pasa a los diferentes miembros, proveyendo al cuerpo los materiales para su crecimiento. que recibe según la operación—(Cap. 1:19; 3:7). Según la eficaz operación de la gracia en cada miembro (o, si no, más bien, “según la operación de cada uno de los miembros”), en proporción a la medida de su falta de alimento. cada miembrogriego, “cada parte”; cada parte individual. toma aumento de cuerpotradúzcase: “opera el crecimiento del cuerpo”, usándose la misma palabra raíz de “crezcamos” del v. 15.

17. Esto pues digo—Tomando de nuevo la exhortación que había empezado con “Yo, pues, ruego”, etc. (v. 1). y requiero en el Señor—en quien (como nuestro elemento) hacemos todas las cosas relacionadas con el ministerio (1 Tesalonicenses 4:1 [Alford]: Romanos 9:1). que no andéis más—“no por más tiempo”; “que ya no” (v. 14). como los otros Gentilesgriego,los demás gentiles”. en la vanidad, etc.—como su elemento; contrario a “en el Señor”. “Vanidad de su sentido” es el derroche de los poderes racionales en objetos indignos, de los cuales la idolatría es uno de los ejemplos más evidentes. La raíz de ella es el alejamiento del conocimiento del verdadero Dios (vv. 18, 19; Romanos 1:21; 1 Tesalonicenses 4:5).

18. Teniendo el entendimiento entenebrecido—Más lit., “Estando entenebrecidos en su entendimiento”; es decir, su inteligencia, o percepción (comp. cap. 5:8; Hechos 26:18; 1 Tesalonicenses 5:4). ajenos—Más bien, “enajenados”. Estos dos términos: “enajenados” y “entenebrecidos”, dan a entender que antes de la caída ellos en la persona de su primer padre) habían sido participantes de la vida y de la luz; pero se habían rebelado de la revelación primitiva (comp. cap. 2:12). de la vida de Dios—Aquella vida por la cual Dios vive en su propio pueblo; así como él era la vida y la luz en Adán, antes de la irrupción de la muerte y las tinieblas en la naturaleza humana; y así como él es la vida en los regenerados (Gálatas 2:20). “La vida espiritual de los creyentes es encendida por la misma vida de Dios”. [Bengel]. por la ignorancia—Más bien, como el griego, “a causa de la ignorancia”, es decir, tocante a Dios. Ignorancia voluntaria, en primer lugar, así como a sus padres “no les pareció bien tener a Dios en su noticia”. Este es el punto de comienzo de su miseria (Hechos 17:30; Romanos 1:21, Romanos 1:23, Romanos 1:28; 1 Pedro 1:14). por—“a causa de”. la dureza de corazón—Así como la piel se endurece hasta que no es sensible al tacto, también el alma se endurece hasta ser insensible. (Marco 3:5). Donde hay vida espiritual (“la vida de Dios”), allí hay sentimiento; donde no la hay, hay “dureza”.

19. después que perdieron el sentido—Más bien, después de ser “hechos insensibles”; sin vergüenza, sin esperanza: el resultado final de un largo proceso de “endurecimiento”, o sea la práctica habitual del pecado (v. 18). “Habiendo perdido la esperanza”, o habiendo llegado a la desesperación, es la lección de la Vulgata: aunque no tan apoyada como nuestra versión, “habiendo perdido el sentido”, que incluye la ausencia de la esperanza (Jeremias 2:25; Jeremias 18:12). se entregaron—En Romanos 1:24, leemos que “Dios los entregó a inmundicia”. El hecho de que “ellos se entregaran”, fué castigado de la misma manera. Dios los entregó al pecado retirándoles su gracia impeditiva; su mismo pecado fué hecho su castigo. Ellos se entregaron espontáneamente a la esclavitud de su sensualidad, para aprovechar todo el placer que ella ofrece, como cautivos que han dejado de luchar con el enemigo. Dios los entregó al pecado mas no contra el deseo de ellos; porque ellos se entregaron al pecado primero. [Zanquio]. a la desvergüenza—“lascivia”, “impudicia”. Romanos 13:13, “deshonestidad”; 2 Pedro 2:18, “disoluciones”. La palabra no incluye necesariamente la lascivia; pero quiere decir prontitud desenfrenada para ella y para toda indulgencia de sí mismos. “Los mismos comienzos de la impudicia”. [Grocio]. “Insolencia desordenada y capricho disoluto.” [Trench]. para cometer con avidezGriego, “con voracidad”. La impureza y la voracidad, o codicia de ganancia, suelen ir mano a mano (cap. 5:3, 5; Colosenses 3:5); aunque “voracidad” aquí incluye toda clase de codicia egoísta. toda suerte de impureza—El griego da a entender “con miras deliberadas de obrar (como si fuese su trabajo u ocupación, no una caída accidental en el pecado) impureza de toda suerte”.

20. no habéis aprendido así a Cristo—Más bien, “aprendisteis”. (Filipenses 3:10). Conocer a Cristo mismo es la gran lección de la vida cristiana: la cual empezaron a aprender los efesios en su conversión. “Cristo”, con referencia a su oficio, se especifica aquí como el objeto de aprendizaje. En el versículo siguiente se hace referencia a “Jesús” como persona.

21. Si empero—Aquí no se insinúa duda: suponiendo lo que no tengo motivo para dudar … etc. lo habéis oído—El “lo” es enfático: oído a él mismo, no meramente oído acerca de él. y habéis sido por él enseñadosGriego, “enseñados en él”, estando en unión vital con él (Romanos 16:7). como la verdad está en JesúsTradúzcase en conexión con “enseñados”; “Y en él habéis sido enseñados puesto que hay verdad en Jesús.” Aquí no tenemos el artículo definido en el original. “Verdad” se usa pues en el sentido más comprensivo, la verdad en su ausencia, y perfección suma, en Jesús; “así como la verdad está en el, así habéis sido enseñados en él”; en contraste con “la vanidad en el sentido” de los gentiles (v. 17; comp. Juan 1:14, Juan 1:17; Juan 18:37). Comp. Juan 8:44.

22. A que dejéis—Es decir, “Habéis sido enseñados a que dejéis” (v. 21). el viejo hombre—vuestra naturaleza antes de la conversión (Romanos 6:9). que está viciado conforme a los deseos de error—Más bien, “que se está corrompiendo” (“parece”, comp. Gálatas 6:8, “corrupción”, es decir, destrucción) conforme a (como podría esperarse de) las concupiscencias del engaño”. “Apetitos engañosos”, J. J. de la Torre. El “engaño” (“error”) es personificado; y los “deseos”, o concupiscencias, son sus servidores e instrumentos. En contraste con la “santidad de la verdad”, v. 24, y “la verdad en Jesús”, v. 21; y correspondiendo a la “vanidad” de los gentiles (v. 17). La corrupción y la destrucción están íntimamente asociadas. Los deseos de la vieja naturaleza del hombre son sus verdugos, preparándole más y más para la corrupción y la muerte eternas.

23. Y a renovaros—La palabra griega (ananιousthai) da a entender “la continua renovación de la juventud en el hombre nuevo”. Una palabra diferente (anakaνnousthai) quiere decir “renovación desde estado viejo”. en el espíritu de vuestra mente—Como en el original griego no se halla la palabra griega “en”, como sí la hay en el v. 17, “en la vanidad de su sentido”, es mejor “traducir aquí, “Por el espíritu de vuestra mente”, es decir, por nuestra naturaléza espiritual nueva; el principio capital restaurado y divinamente inspirado de la mente. El término “espíritu” del hombre se usa en el Nuevo Testamento en su sentido propio, como digno de su lugar y funciones directrices, cuando es un espíritu con el Señor. El hombre natural, o animal, se describe como “no teniendo el Espíritu” (Judas 1:19). [Alford]. “El espíritu del hombre,” en este sentido, no se atribuye al hombre no regenerado (1 Tesalonicenses 5:23).

24. Y vestir el nuevo hombre—Contrario al “viejo hombre” que ha de ser “quitado” (v. 22). La palabra griega aquí (kainon) es diferente de la del v. 23, “re-novado.” Vestirse no meramente de una naturaleza renovada, sino de una nueva, del todo diferente, una naturaleza cambiada (comp. Colosenses 3:10, Nota). que es criado conforme a Dios, etc.—Tradúzcase: “Que ha sido criado (una vez y para siempre: pues este es el sentido del tiempo aoristo griego: en Cristo, cap. 2:10; de modo que cada creyente no tiene que ser criado otra vez, sino vestido) conforme a (la imagen de) Dios” (Génesis 1:27; Colosenses 3:10; 1 Pedro 1:15), etc. La imagen de Dios en la cual el primer Adán fué criado originalmente, es restaurada en nosotros mucho más gloriosa en el segundo Adán, la imagen del Dios invisible (2 Corintios 4:4; Colosenses 1:15; Hebreos 1:3). en justicia—como el elemento del hombre renovado. y en santidad de verdad—Santidad resultante del sincero seguimiento de la “verdad de Dios” (Romanos 1:25; Romanos 3:7; Romanos 15:8); opuesto a seguir “los deseos de error”, o engaño (griego, v. 22); comp. también v. 21, “verdad en Jesús”. “La justicia” es en relación con nuestros semejantes, la segunda tabla de la Ley; “la santidad”, en nuestra relación con Dios, es la primera tabla de la ley; las observancias religiosas de los oficios de piedad (comp. Lucas 1:75). En el pasaje paralelo (Colosenses 3:10) es “renovado en conocimiento conforme a la imagen del que lo crió”, etc. Así como en Colosas el peligro provenía de los falsos pretendientes al conocimiento, y se insiste en el verdadero “conocimiento” que proviene de la renovación del corazón; así en Efeso, como el peligro provenía de la corrupción de costumbres reinante, se hace prominente la renovación en “santidad” en contraste con la impureza de los gentiles (v. 19), y “la justicia” en contraste con la “lascivia”.

25. Por lo cual—Del carácter general del “nuevo hombre”, resultarán necesariamente los rasgos particulares que ahora se detallan. dejada la mentira hablad verdadlit., “Habiendo quitado de vosotros la mentira”, participio de la voz media, del tiempo aoristo, que indica acción pasada, hecha una vez y no más. “Mentira” significa “falsedad”; en lo abstracto. “Hablad verdad cada uno con su prójimo”, es citado de Malaquías 8:16. “con” significa como “miembros unos con otros”. [Stier]. No meramente como miembros de un cuerpo, sino en unión mutua en Cristo, la cual, instintivamente, y no meramente como un mandato externo, lleva a los creyentes a cumplir sus deberes mutuos. Un miembro no puede dañar o engañar a otro sin dañarse a sí mismo, pues todos tienen un interés común y mutuo.

26. Airaos, y no pequéis—Así la Versión de los Setenta del Salmo 4:4. Si surgieran circunstancias que provocasen la ira de parte de vosotros, que sea como la “ira” de Cristo (Marco 3:5), sin pecado. Nuestros sentimientos naturales no son incorrectos cuando son para alcanzar objetivos legítimos, y no exceden a los límites propios. Así como en la resurrección literal futura, así en la actual resurrección espiritual no se aniquila ningún elemento esencial nuestro, sino sólo aquello que sea una perversión del modelo original. De modo que la indignación motivada por alguna deshonra hecha a Dios, o algún mal hecho al hombre, es ira justificable. La pasión es pecaminosa (derivada de “passio”, sufrimiento; dando a entender que a pesar de que demuestra energía, el hombre es en realidad pasivo, pues es esclavo de su ira, en lugar de dominarla). no se ponga el sol sobre vuestro enojo—El “enojo” es absolutamente prohibido; no así la “ira”, la cual, así como el veneno que se usa algunas veces como medicina, ha de ser usada con grandes precauciones. El sentido de esta sentencia no es que vuestro enojo no os sea imputado si lo rechazáis antes que venga la noche; sino que “no permitáis que ningún enojo (es decir, como el griego, “irritación” personal, o “exasperación”) se mezcle en tu “ira”, aun cuando ésta sea justa.” [Trench, Synonyms.] “Apartadlo antes de la puesta del sol” (cuando empieza el día judío), es proverbial por apartarlo inmediatamente antes que empiece otro día (Deuteronomio 24:15); también antes de separaros del hermano para pasar la noche, tal vez para nunca encontraros otra vez en este mundo. Así opina Jona: “No permitáis que la noche y el enojo contra alguien duerman con vosotros, mas id y reconciliaos con la otra persona, aunque sea él quien cometió la primera ofensa.” No permitáis que vuestro “enojo”, por la maldad de otro, llegue a tornarse en odio o desprecio o venganza. [Vatablo]

27. Ni deis lugar al diablo—Es decir, ni deis ocasión, o espacio, al diablo, continuando con vuestro “enojo”. Guardar el enojo durante la obscuridad de la noche, es dar lugar al diablo, el príncipe de las tinieblas (cap. 6:12).

28. El que hurtaba no hurte másGriego, “el que hurta”, participio de tiempo presente, aunque la idea podría incluir el pretérito imperfecto. “No hurte más el hurtador”. Los salteadores frecuentaban las montañas en las cercanías de Efeso. El término “ladrones” en el Nuevo Testamento, denota a personas de esta clase. antes—No basta el dejar de pecar, sino que el pecador tiene que entrar a un sendero que es del todo opuesto. [Crisóstomo]. El ladrón, cuando se ha arrepentido, debiera trabajar más de lo que le correspondería en caso de que nunca hubiera robado. trabaje—El hurto y la ociosidad se acompañan el uno al otro. obrando … lo que es bueno—en contraste con el hurto, que era lo malo que él hacía en su condición anterior. con sus manos—en contraste con el uso anterior de ellas como ladrón. para que tenga de qué dar—El que ha sido ladrón, al arrepentirse debiera ejercer la liberalidad más allá de lo que él ha tomado de otros. Los cristianos en general no deben hacer de la ganancia egoísta el objetivo de su empresa honrada, sino la adquisición de los bienes que sean de mayor utilidad para sus semejantes, y el estar independientes de la caridad de otros. Pablo mismo ponía en práctica. (Hechos 20:35; 2 Tesalonicenses 3:8) lo que enseñaba (1 Tesalonicenses 4:11).

29. Ninguna palabra torpe … etc.—Lit., “insípida”, sin “la sal de la gracia” (Colosenses 4:6). Palabra indigna que luego viene a ser corrupta; incluye “habladuría boba” (cap. 5:4). Contraria a la “que es buena para edificación”. sino la que sea buena para edificaciónLit. “para edificación de la necesidad”, es decir, para edificación donde se necesita. Oportunamente edificante: según lo requieran la ocasión y las necesidades actuales de los oyentes: unas veces será palabra de censura, otras de consuelo. Aun las palabras buenas en sí deben ser presentadas oportunamente, para que no resulten por nuestra falta dañinas en lugar de útiles. Explica Trench: “No generalidades vagas, que convendrían igualmente bien a miles de casos, y probablemente, igualmente mal: nuestras palabras deben ser como clavos metidos en lugar seguro, palabras convenientes en el tiempo presente y a la persona indicada, y que sean “para edificación según la ocasión” (Colosenses 4:6). para que dé gracia—La palabra hablada “da gracia a los oyentes” cuando Dios la usa como instrumento suyo para aquel fin.

30. no contristéis al Espíritu—Una condescendencia a la manera de pensar humana, muy conmovedora. Comp. “hicieron enojar su espíritu santo” (Isaías 63:10; Salmo 78:40); “me provocaron” (Ezequiel 16:43 : dando a entender su tierno amor por nosotros); y con referencia a los incrédulos endurecidos, “resistís siempre al Espíritu Santo” (Hechos 7:51). Este versículo se refiere a los creyentes, quienes contristan al Espíritu al practicar inconsecuencias como las que se mencionan en el contexto, es decir, la conversación corrupta e inútil. con el cual estáis sellados—Más bien, “en el cual habéis sido sellados”. Así como en el cap. 1:13, se dice que los creyentes han de ser sellados “en” Cristo, así aquí se dice que están sellados “en el Espíritu Santo”, quien es uno con Cristo, y quien revela a Cristo en el alma: el griego da a entender que el acto de sellar ya fué hecho de una vez y para siempre. Es el Padre “por” quien los creyentes, como también el mismo Hijo, fueron sellados (Juan 6:27). Al Espíritu mismo se representa como el sello (cap. 1:13, véase la Nota en relación con la figura empleada). Aquí el Espíritu es el elemento en el cual es sellado el creyente, siendo el sello mismo su influencia benévola. para el día de la redención—Siendo guardados salvos hasta el día de la redención, es decir, hasta el día del perfeccionamiento de la redención, en el libramiento del cuerpo, tanto como del alma, de todo pecado y tristeza (cap. 1:14; Lucas 21:28; Romanos 8:23).

31. Toda amargura—Tanto de espíritu como de palabras: opuesta al término “bondad”. y enojo—pasión por un tiempo: opuesto a “benignos”. De ahí que Bengel traduce por “enojo”, aspereza. es ira—Es decir, resentimiento permanente: opuesto a “perdonándoos unos a otros”. y voces … etc.—Término comparado por Crisóstomo con un caballo que aira contra su jinete. “La amargura” engendra “enojo”; “él enojo”, “ira”; “la ira” “voces”, y las “voces”, “maledicencia”, calumnia, insinuaciones y conjeturas que engendran el mal. La “malicia” es la raíz secreta de todo mal. “Los fuegos que son alimentados por dentro, y no se manifiestan a los que pasan por fuera, son los que causan más daños.” [Crisóstomo].

32. Sed los unos con los otros benignos … etc. (Lucas 7:42; Colosenses 3:12). perdonándoos … como también Dios os perdonó—Dios se ha mostrado “benigno, misericordioso y perdonador para con vosotros”; no es sino justo que vosotros a vuestra vez lo seáis para con vuestros semejantes, quienes no han pecado contra vosotros en tal grado como vosotros habéis errado contra Dios (Mateo 18:33). en Cristo—(2 Corintios 5:19). Es Dios en Cristo, quien nos concede perdón. El acto de perdonarnos costó a Dios la muerte de su Hijo. No nos cuesta nada a nosotros perdonar a nuestros semejantes. Dios perdonó el pecado en Cristo una vez y para siempre, y esto viene a ser como un hecho histórico pasado.

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