Vaya, (h) bajemos, y (i) allí confundamos su lenguaje, para que no se entiendan el habla del otro.

(h) Habla como si hubiera consultado con su propia sabiduría y poder: es decir, con el Hijo y el Espíritu Santo, lo que significa la grandeza y certeza del castigo.

(i) Por esta gran plaga de confusión de lenguas aparece el horrible juicio de Dios contra el orgullo y la vana gloria del hombre.

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