Vamos, bajemos y allí confundamos su idioma, para que no se entiendan el habla del otro. El Señor primero expone la situación tal como la encontró: He aquí, son un pueblo, una conexión, una asociación, una comunidad y un discurso que todos tienen. Estos dos factores fortalecieron a la gente en la búsqueda de un interés común. Trabajarían por lo que habían comenzado a hacer con toda la energía posible; y nada les sería reprimido, retenido.

El resultado sería la eventual destrucción de la verdadera libertad, de la vida personal y de los planes que Dios tenía con respecto al Mesías. Entonces Dios confundió su lenguaje, confundió su habla, el milagro que consistió en un proceso interno por el cual la vieja asociación de ideas conectadas con las palabras fue quitada e inmediatamente se implantaron nuevos y completamente diferentes modos de expresión. La confusión fue tan completa que la gente ya no podía entenderse, y todos los que trabajaban juntos fueron excluidos.

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