Y uno clamaba a otro, y decía: (h) Santo, santo, santo, [es] el SEÑOR de los ejércitos: toda (i) la tierra [está] llena de su gloria.

(h) Esta repetición a menudo significa que los ángeles no pueden contentarse con alabar a Dios, para enseñarnos que en toda nuestra vida debemos entregarnos a la continua alabanza de Dios.

(i) Su gloria no solo aparece en los cielos sino en todo el mundo, y por lo tanto, todas las criaturas están obligadas a alabarlo.

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