(3) Mucha gente de los judíos sabía que estaba allí; y no vinieron solo por causa de Jesús, sino para ver también a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.

(3) Cuando la luz del evangelio se muestra, algunos se encuentran curiosos y otros son enemigos abiertos (y estos últimos deberían ser los menos opuestos al evangelio): otros honran fervientemente a aquel a quien inmediatamente se apartan y muy pocos lo reciben con tanta reverencia como deberían. Sin embargo, Cristo comienza su reino espiritual en medio de sus enemigos.

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