Pero en verdad estoy lleno de poder por el espíritu del SEÑOR, y de juicio y de fortaleza, para declarar a Jacob su transgresión, ya Israel su pecado.

(g) El Profeta, convencido de su vocación por el Espíritu de Dios, se opone a todos los impíos, mostrando cómo Dios le dio dones, capacidad y conocimiento para discernir entre el bien y el mal, y también firmeza y perseverancia para reprender al pecados del pueblo, y no halagarlos.

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