Que el SEÑOR os conceda que halléis (e) descanso, cada uno [de vosotros] en la casa de su marido. Luego los besó; y alzaron su voz y lloraron.

(e) Por esto parece que Noemí, al vivir entre idólatras, se había vuelto fría al verdadero celo de Dios, y tenía más respeto por el consuelo del cuerpo que por el consuelo del alma.

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