(5) Y les dijo: Apartaos todavía por tres días, y luego venid a mí. Y la gente se fue. (6) Y el rey Roboam consultó a los ancianos que estaban delante de su padre Salomón cuando aún vivía, y les dijo: ¿Cómo me aconsejan que responda a este pueblo? (7) Y le hablaron, diciendo: Si hoy eres siervo de este pueblo, y les sirves, y les respondes y les hablas buenas palabras, ellos serán tus siervos para siempre.

(8) Pero abandonó el consejo que le habían dado los ancianos, y consultó con los jóvenes que habían crecido con él y que estaban delante de él. (9) Y él les dijo: ¿Qué consejo dan? para que podamos responder a este pueblo que me ha hablado, diciendo: ¿Aligera el yugo que tu padre nos impuso? (10) Y le hablaron los jóvenes que habían crecido con él, diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha hablado, diciendo: Tu padre hizo pesado nuestro yugo, pero tú nos lo aligeras; les dirás así: Mi dedo meñique será más grueso que los lomos de mi padre. (11) Y ahora que mi padre te cargó con un yugo pesado, yo añadiré a tu yugo; mi padre te castigó con látigos, pero yo te castigaré con escorpiones.

Aunque el mismo Salomón fue el más sabio de los hombres, parece que tuvo el más tonto de los hijos. Por su locura al escuchar el consejo de jóvenes temerarios, en realidad parecía admitir que su padre había sido un tirano, pero que lo superaría en opresión.

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