(12) Y sucedió que mientras continuaba orando delante del SEÑOR, Elí le marcó la boca. (13) Ana, ella habló en su corazón; sólo sus labios se movieron, pero su voz no se escuchó: por eso Elí pensó que estaba borracha.

La gran seriedad que Ana usó en oración llamó la atención de Elí. Sin duda debe haber sido muy serio. Su alma entera estaba convulsionada y ocupada en ello. Y su lucha fue como la de Jacob; No te dejaré ir si no me bendices. Ver Génesis 32:26 , comparado con Oseas 12:3 .

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