(3) Y los ancianos de Jabes le dijeron: Danos un respiro de siete días, para que enviemos mensajeros a todos los términos de Israel; y entonces, si no hay nadie que nos salve, saldremos a ti. (4) Entonces vinieron los mensajeros a Guibeá de Saúl, y dieron la noticia a oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó la voz y lloró.

No oímos hablar de oración o súplica al Señor. No rápido. Ningún día de humillación pública. El pueblo alzó la voz y lloró en verdad, pero no se dice que clamaron al Señor. ¡Oh! Cuán dulce es recordar, en las angustias del alma, que el Señor espera para ser misericordioso. Vea esas promesas; Isa_30: 18; Isa_65: 24.

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