(16) ¶ Ahora pues, ponte de pie y ve esta gran cosa que el SEÑOR hará delante de tus ojos. (17) ¿No es hoy la cosecha de trigo? Invocaré al SEÑOR, y él enviará truenos y lluvia; para que percibáis y veáis que es grande vuestra maldad, que habéis hecho ante los ojos del SEÑOR, al pediros un rey. (18) Entonces Samuel llamó al SEÑOR; Y el SEÑOR envió truenos y lluvia aquel día; y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel. (19) Y todo el pueblo dijo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal, pedirnos rey.

Debemos destacar el gran poder de la oración, en este caso de Samuel. ¡Qué asombroso grado de fe le había otorgado el Señor a este hombre! ¿Y qué no puede hacer la fe cuando el ojo del alma está mirando fijamente a Jesús? Recuerden lo que Cristo mismo dice de él: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que queráis y os será hecho. Juan 15:7 .

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad