(5) Entonces David y sus hombres fueron a Keila, y pelearon contra los filisteos, se llevaron sus ganados y los hirieron con una gran matanza. Entonces David salvó a los habitantes de Keila.

Qué bendito testimonio fue esta victoria de que el Señor estaba con David. Seguramente, lector, el Señor da muestras, muchas muestras de amor por cierto, en medio de nuestros tristes caminos, si nos dimos cuenta, de su presencia y favor.

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