Cuando el día del juicio, incluso en esta vida, llega a los malvados, ¡qué día tan terrible es! ¡Y cuál será ese tremendo día de Dios, cuando llegue en otro! El regocijo del pueblo al ver a su rey, puede servir para darnos una vaga idea de cuán hermosa es la vista de Jesús para un alma pobre que ha gemido durante mucho tiempo bajo la tiranía de Satanás, como lo había hecho Judá bajo la tiranía de Atalía. ¡Y lector! Deje que su imaginación conciba, si puede, cuáles serán los estallidos de gozo cuando Jesús aparezca en su trono de gloria, y los redimidos rodeándolo en los reinos de arriba.

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