La mente siente alivio al llegar al final de tal historia y tal personaje. No puedo descartar la relación de la vida de este príncipe impío sin desear que el lector la compare con el capítulo séptimo de la profecía de Isaías; en cuya lectura descubrirá, no sólo la bondad del Señor al enviar a su pueblo, incluso durante el reinado de un príncipe tan malvado, un ejemplo renovado de su amor; pero abriéndose a los puntos de vista de los fieles en Judá, benditas insinuaciones de la venida del Señor Jesucristo.

Es un consuelo más precioso para todos el considerar que en una época en que el pecado abundó, la gracia abundó mucho más; porque nunca durante los días del Antiguo Testamento se ofrecieron promesas más claras acerca de Jesús que las contenidas en la profecía de Isaías; y entregado en un momento en que la rebelión más atrevida contra Dios marcó tanto a Israel como a Judá.

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