La relación de esta historia bíblica, en la mera letra del tema, es extraordinariamente interesante. El saludo del profeta y la pregunta sobre su bienestar y el de su familia, y su respuesta breve pero expresiva, son muy sorprendentes. Incumbe a los ministros de Dios, tanto en las misericordias espirituales como en las temporales, participar en las preocupaciones de su pueblo. Y observe el estado de ánimo piadoso en la mujer.

Aunque su alma dentro de ella estaba convulsionada por el dolor, como después cuando se acercó a Eliseo, él vio su agonía, porque su misma apariencia lo expresaba; sin embargo, tal fue su fe y su paciencia, que dijo: Todo está bien. Es decir, todo está bien, porque lo que ha sucedido es por designación de Dios. Esperaba un resultado feliz tanto por lo que sabía que Dios podía hacer como por lo que esperaba que Dios hiciera.

¡Dulce y bendito estado de ánimo! Y confíe en ello, lector, lo mismo puede nuestro Señor Jesucristo obrar por su Espíritu Santo en cada corazón de su pueblo, cuando, como en el caso de esta mujer, obra una fe adecuada a cada situación difícil.

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