(1) Pablo, y Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo: (2) Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Es realmente delicioso observar cuán uniformemente el Apóstol tiene en cuenta la gracia de Dios cuando escribe a las Iglesias. Y como la gracia de Dios, en el amor eterno de su propósito, consejo, voluntad y placer, es la fuente y el manantial de todas las bendiciones que siguen en la Iglesia de paz y misericordia en la redención, con todas sus benditas consecuencias, podemos Bien explicado por el comienzo del Apóstol todo lo que tenía para ofrecer a la Iglesia de esta manera.

Le ruego al lector que se detenga un momento y considere algunas de las maravillosas propiedades de la gracia. El primer, mejor y más elevado sentido de él, en lo que se refiere al ejercicio de Jehová hacia la Iglesia desde toda la eternidad, es, en sí mismo, uno de los temas más bendecidos que puede convocar el ejercicio de nuestras facultades despiertas, ya sea en el tiempo o en la eternidad. La gracia, en su fuente y manantial originales, no tiene otro motivo que el que surgió en la mente divina.

Ninguna causa predisponente, sino el placer de Dios. Ni dignidad, ni indignidad, en las personas sobre las que hace brillar su gracia, estando en lo más mínimo interesado. Dejaría de ser gracia, si el Señor se hubiera sentido movido a ejercerla desde la perspectiva del mérito, en cualquiera de aquellos a quienes se la concedió, o si la reteniera del conocimiento de los inmerecidos entre cualquiera de sus criaturas. Pablo en otra parte define la gracia con esta propiedad divina.

Si por gracia, (dice él), entonces ya no son obras; de lo contrario, la gracia ya no es gracia. Romanos 11:1 . ¡Lector! no pase por alto este relato bíblico de la gracia, de cuyo ejercicio fluyen todas nuestras misericordias. Redención por Cristo, regeneración por el Espíritu Santo, justificación ante Dios en Cristo sin obras; sí, contra todos los inmerecidos, la santificación en Cristo, la formación del espíritu de nuevo en Cristo Jesús, junto con todas esas misericordiosas disposiciones formadas en la nueva naturaleza por el Espíritu Santo, todo, todo fluye como tantas corrientes de esta única fuente.

Y la totalidad y sustancia de la Biblia, en el diseño supremo de Jehová en actos de creación, redención, providencia, gracia y felicidad eterna para la Iglesia, se refiere a este punto y no a otro; para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. Efesios 1:6 .

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