Tú que habitas en los jardines, los compañeros escuchan tu voz: hazme oírla.

Estas son las palabras de Cristo a su Iglesia, en la que la llama la habitante de los jardines, sus Iglesias; y es un llamado de amor del Señor, que como ella es escuchada por sus compañeros, y frecuentemente habla de él y de él, él desee que ella también le hable a él. ¡Lector! es una bendición hablar de Cristo, pero infinitamente más por así decirlo a Cristo. La comunión con los santos es como el cielo abajo; pero la comunión con el Señor de los santos es como el cielo arriba. ¡Lector! no pase por alto la ternura de Jesús al buscar así la comunión con su pueblo.

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