Cabe preguntarse si algo en los anales de la humanidad llegó alguna vez a la generosa conducta de Moisés en esta ocasión; quien en su amor por Israel, pasó por su propia humillación personal. Quizás nunca fue igualado en este caso, excepto por ti, bendito JESÚS, quien aunque rico, por nuestro bien te hiciste pobre, para que nosotros a través de tu pobreza pudiéramos hacernos ricos. 2 Corintios 8:9 .

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