¡Qué vista tan deliciosa se nos ofrece aquí del amor y la misericordia de DIOS nuestro padre! Con qué cariño habla de su pueblo; y con qué fervor desea su salvación. ¡Mi alma! Recordad siempre el amor eterno de aquel que tanto amó al mundo como para dar a su Hijo unigénito, a fin de que todos los que creen en él no se pierdan, mas tengan vida eterna. Y ora por la gracia continua para conservar vivo en tu mente el recuerdo de que el amor unido del PADRE, el HIJO y el ESPÍRITU son las causas conjuntas de tu salvación.

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