El Profeta se refiere al cautiverio babilónico, como lo había hecho antes al de Egipto, y de ambos plantea un tema de lamentación. ¡Lector! es una consideración muy solemne para el pueblo de Dios, que en medio de su seguridad en Cristo, el Señor no permitirá la más mínima desatención a sus preceptos. En la carta de la gracia, el pacto se ejecuta así: Si sus hijos (la simiente de Cristo) quebrantan mis leyes y no guardan mis mandamientos, castigaré con vara sus rebeliones y con azotes su iniquidad. Salmo 89:30 .

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