Melancolía como fue esto, cuando el pan y el agua se repartieron en peso y medida, pero infinitamente más angustioso es cuando el Señor hace hambre, no del pan que perece, sino del que permanece para vida eterna. ¡Oh Señor! Guárdanos el bendito e invaluable privilegio de nuestros sábados, y de Jesús el pan de vida. Amós 8:11 ; Juan 6:35 , etc.

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