REFLEXIONES

Al seguir al Profeta en estas visiones de Dios, ahora tenemos mucha ventaja de la luz del evangelio con la que fueron bendecidas las edades posteriores de la Iglesia, por medio de la Gracia; de modo que al explicar las escrituras del Antiguo Testamento, por la revelación del Nuevo Testamento, seamos capacitados para ver más de los designios de la gracia del Señor, de lo que nuestros padres en las dispensaciones anteriores pudieron lograr. Evidentemente, estas solemnes escrituras señalaron el día de la gracia del evangelio; y no podemos bendecir suficientemente a Dios por el descubrimiento que se ha complacido en hacer de sí mismo, en y por la Persona, obra, gracia y salvación de nuestro Señor Jesucristo.

¡Sí! bendito Señor Jesús! Cualquiera que sea la Ciudad, Iglesia o Templo que el Profeta vio, en ti ahora contemplamos en vidrio abierto la realización de la totalidad. ¡Tú eres en verdad la hermosa montaña del Líbano! Tú, y solo tú, la piedra fundamental que Jehová ha puesto en Sion, sobre quien está edificado, tanto de los Apóstoles como de los Profetas, ese templo en el que todos descansan, y en el cual todos son asegurados y eternamente felices. ¡Señor! apresura la hora gloriosa, cuando toda tu Iglesia, fundada en ti, llene la tierra, como las aguas cubren el mar, y todas las naciones fluirán hacia ella. ¡Amén!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad