¿No hay nada en esos versículos que impulse a los ministros a vigilar su ministerio? y siervos a la fidelidad en su servicio? Sobre todo, ¿no descubre aquí el lector algo que le recuerda el ministerio y el servicio inigualables del Señor Jesús? ¿No estuvo expuesto por sus ovejas, de día, a la sequía y al hielo de la noche? ¿No sufrió él, como su Fiador, la pérdida de todas las cosas? ¿Y no requirió Dios el Padre, de su mano, todo, cuando emprendió la redención de ellos? ¡Precioso Jesús! ¡Cuán dulce y entrañable parece cada vista renovada de tu amor, en la que testificaste tu consideración hacia tu pueblo!

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