¡Qué sublimidad hay en estos versículos! ¡Cuán verdaderamente delicioso es ver al Señor Jehová reclamando su legítima soberanía y revelándose bajo caracteres tan gloriosos y distinguidos! No es necesario comentar sobre lo que el Señor aquí dice de sí mismo. ¡Lector! seamos humillados hasta el polvo en la contemplación de la gloria de Jehová.

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