REFLEXIONES

¡Bendito Dios! ¡Cuán verdaderamente reconfortante para el alma de un pobre creyente árido y estéril es el recuerdo de ese pacto, que es eterno y seguro, y ordenado en todas las cosas! Qué, aunque no tengo nada; aunque no soy nada; sí, aunque soy peor que nada; sin embargo, convencido de un interés en esto, tengo riquezas, sí, riquezas duraderas y justicia, y un nombre mejor que hijos e hijas. Los niños son consuelos inciertos y cuidados seguros: pero Jesús es un consuelo seguro y permanente, en el que toda promesa es sí y amén.

Concédeme, Señor misericordioso, que pueda estar entre los reunidos a Cristo Jesús, para que en ese día, cuando haga sus joyas, yo sea hallado entre los que Jesús poseerá. Y, Señor, guárdame, guarda tu Iglesia, guarda a todos tus redimidos, de los guardias y pastores infieles. Pero tú, en compasión de tu redil, dales pastores conforme a tu corazón, que puedan alimentarlos con verdadero entendimiento y conocimiento; y dirige sus almas hacia ti, para que entren y salgan, y encuentren pastos.

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