¿Quién puede leer este relato del profeta afligido, pero debe reverenciar su memoria? ¡Oh! ¡Cuán delicioso es contemplar a un pastor fiel que se interesa por todo lo que concierne a su pueblo! Pero mientras sea bendecida la memoria de Jeremías por este motivo, y la de todos los ministros fieles de la Iglesia; ¿Con qué gloria aparece Cristo en su inigualable cariño, cuyas lágrimas por Jerusalén fueron tantas, muchas, y cuyo sudor, grandes gotas de sangre?

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