¡Qué solemne y terrible clamor es este a la tierra, y se repite tres veces! Parece haber más en él de lo que quizás podamos explicar por completo. Dar una personalidad a la tierra, y el oído que escucha, que la nación que poseía las leyes de Dios había perdido, es en verdad un juicio tremendamente tremendo y la prueba más completa de nuestro estado caído. ¡Oh! para que los cielos y la tierra oigan también que el Señor ha visitado a su pueblo y ha tenido misericordia de sus escogidos.

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