El Señor todavía hace que su gracia triunfe sobre la indignidad de su Israel, hasta que finalmente, el corazón es subyugado y vencido. ¡Qué conclusión tan dulce y bendita se llega al tema y al capítulo juntos! Y lo que fue con Israel entonces, así es con toda la simiente orante de Israel ahora cuando Cristo es visto, conocido y sentido por su Espíritu Santo en el corazón, tal será el lenguaje de todo hijo de Dios: verdaderamente en vana es la salvación buscada en otra parte: en el Señor se dirá: Justicia y fuerza tengo; aun a él vendrán los hombres, y todos los que creen en él no serán avergonzados ni confundidos, por los siglos de los siglos.

Isaías 45:24 ; Hechos 4:12 .

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