Vea cómo el Señor levanta instrumentos, desde los lugares más inesperados, para la liberación de su pueblo. Aquí había un extraño, y un gentil, impulsado a volar al rescate de uno de los profetas del Señor, cuando toda la gente de la tierra estaba consintiendo en su muerte. ¡Precioso Señor Jesús! ¿Cómo puedo leer esto sin que mi mente me lleve instantáneamente a ti, quien viniendo a toda nuestra naturaleza, como el divino Samaritano, nos libró de los ladrones, cuando ni el Sacerdote ni el Levita querían mirarnos con misericordia?

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