REFLEXIONES

¡LECTOR! qué vastos temas se abren a nuestra más devota meditación, mientras repasamos en la lectura esos escritos proféticos del afligido profeta Jeremías. ¡Cuán misericordioso con su Iglesia y su pueblo, el Señor se manifiesta aquí! ¡Qué paciencia y sufrimiento! Y, finalmente, ¡qué asunto a su merced! Cuán probado, afligido; angustiado y agotado, su fiel servidor el Profeta! Y qué serie de las más agravadas provocaciones, rebeliones y pecados levantaron el pueblo de Israel y Judá contra el Señor; y contra Jeremías.

¡Lector! reflexiona solemnemente sobre todo el tema. Entonces recuerde la fidelidad del Pacto de Jehová, como la única causa de la salvación de Israel. ¡Oh! la bienaventuranza de esa rica misericordia y gracia dada a la Iglesia en Cristo Jesús, antes de que comenzara el mundo. ¡Aquí lector! centre todas sus vistas. Aquí rastrea todas las misericordias hasta su origen. En Jesús, contempla todo el propósito de la redención; y de Jesús, mira que recibes todo tu consuelo.

Dios en Cristo, reconciliando consigo al mundo, explica todo el misterio de la redención y pone el conjunto sobre un fundamento firme, no vacilante. Que un Dios misericordioso, le dé tanto al que escribe como al que lee, más y más para descansar en esta Roca de las Edades, y para estar esperando con santa fe la hora en que el Señor traerá de nuevo, Sion, y ¡Derriba a todos los enemigos de la Iglesia, como Babilonia, con destrucción eterna! Amén.

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