(70) Y algunos de los jefes de familia dieron a la obra. El Tirsatha dio al tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, quinientos treinta vestidos de sacerdotes. (71) Y algunos de los jefes de familia dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas libras de plata. (72) Y lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil dracmas de oro, y dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.

(73) Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, parte del pueblo, los netineos y todo Israel habitaban en sus ciudades; y cuando llegó el séptimo mes, los hijos de Israel estaban en sus ciudades.

Los generosos dones del pueblo testifican claramente su sentido de la presencia del Señor y su bendición sobre ellos. En todas las épocas, estos testimonios se encuentran entre las muestras más verdaderas de la verdadera obra de la gracia sobre el corazón.

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