REFLEXIONES

Deténgase, alma mía, en la lectura de todo este Capítulo, y contemple debidamente en el caso de Balac y la confederación de Balaam contra Israel, y el evento que aquí tan poco después siguió, en la destrucción de Madián, la verdad de esa Escritura, La la lámpara de los impíos se apagará. Y otra vez: Aún dentro de poco, y los impíos no serán; con diligencia considerarás su lugar, y no será.

En la contemplación de la guerra santa de Israel, he aquí, alma mía, la figura y semejanza de aquella guerra en la que estás envuelto. Señor, ayúdame a salir adelante a todo conflicto con tu fuerza, haciendo mención de tu justicia, la tuya única. No perdone mi ojo ninguno de esos deseos, en mis miembros corruptos, que pelean contra mi alma; pero bendito JESÚS, como el gran capitán de mi salvación, ve delante, y por las preciosas influencias de tu ESPÍRITU SANTO, échalos de delante de mí, hasta que se consuman por completo.

Y concede, misericordioso DIOS, que al regresar de la matanza, pueda haber aprendido tan plenamente el cántico de salvación a DIOS y al CORDERO, que la sangre de JESÚS sea mi oblación por la expiación del pecado de mi alma. De mi alma se diga, como es y será siempre de todos los redimidos en el santo ejército del SEÑOR: Vencieron por la sangre del CORDERO, y por la palabra de su testimonio; y no amaron su vida hasta la muerte.

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