El hombre no será confirmado por la maldad, pero la raíz de los justos no será movida. La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la que avergüenza es como podredumbre en sus huesos. Los pensamientos de los justos son rectos, pero los consejos de los impíos son engaño. Las palabras de los impíos acecharán a la sangre, pero la boca de los rectos los librará. Los impíos son derribados, y no lo son, pero la casa de los justos permanecerá.

El hombre será alabado según su sabiduría, pero el de perverso corazón será despreciado. Mejor es el despreciado y tiene siervo que el que se honra a sí mismo y carece de pan.

El hombre aquí que se dice que es despreciado, pero que tiene al siervo de Jehová como porción, es preferible al fariseo que está desprovisto del pan de vida. Isaías 42:1 ; Mateo 20:27 .

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