El prudente ve el mal y se esconde; pero los simples pasan y son castigados. Por la humildad y el temor del SEÑOR son las riquezas, la honra y la vida. Espinas y lazos hay en el camino del perverso; el que guarda su alma se alejará de ellos. Instruye al niño en el camino que debe seguir: y cuando sea viejo, no se apartará de él. El rico domina sobre el pobre, y el prestatario es siervo del prestamista. El que siembra iniquidad, segará vanidad, y la vara de su ira se acabará. El que tiene ojos generosos será bendecido; porque da de su pan a los pobres.

¿A quién se puede aplicar este ojo de bondad en igual grado, sino al de Jesús? De hecho, es el Pelícano celestial que da de su cuerpo y sangre a sus crías.

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