REFLEXIONES

¡PRECIOSO Jesús! con la sola mención de tu nombre, ¿cómo todos los objetos menores pierden su interés? ¡Y qué seguridad eterna se encuentra en ti, mientras vives de tu plenitud y derivas toda la fuerza para la práctica de cada obligación social y religiosa, en las comunicaciones de tu gracia! Sí, bendito Señor, las cisternas de mi pobre alma, que tú has llenado, harán que me encante correr al manantial, contemplando de dónde brotan y cómo las abasteces continuamente.

Y mientras impartes ricamente toda la gracia adecuada de tu plenitud, para suplir mis necesidades; Con mucho gusto comunicaré las buenas nuevas a mi alrededor, para que los informes de Jesús y su gloriosa redención, como ríos de aguas en la calle, puedan circular en todas direcciones. Diré a todos, hasta donde pueda decir mi pobre lengua tartamudeante, la verdad de que Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Y proclamaré de lejos y de cerca, y en todas direcciones, que él es una fuente abierta y no sellada, donde todo pobre pecador necesitado como yo, cuyo corazón es dispuesto en el día del poder del Señor, puede venir libremente a lavar y a sea ​​blanqueado en la sangre del Cordero; y tomar del agua de la vida gratuitamente cuando el alma tiene sed de Jesús, como el ciervo por las corrientes de las aguas. ¡Oh! ¡Tú, fuente de Jehová! Haz que mi alma beba abundantemente de ese río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios.

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