Cuán bellamente se presenta este versículo, en contraste con lo que se dijo antes acerca de las palabras de los impíos. ¿Los pecadores hablan de vanidad? que los santos hablen entonces de Jesús y de su evangelio. ¿Hablan palabras impuras? entonces los fieles usen las palabras puras de Dios, que, como plata; cuanto más usados, más derretidos en el fuego, más preciosos serán. Es cierto que los despreciadores estimarán a Dios y su palabra como insignificantes; pero ¡oh! ¡Qué tesoro desconocido contiene la palabra, las promesas, la relación de pacto de las cosas divinas de Jesús! Son más deseables que el oro, y más que el oro fino; más dulces que la miel y el panal de miel.

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