Hay un hermoso orden en estas expresiones; primero para ser mostrado, luego para ser enseñado, y luego para ser guiado por el camino de la gracia. ¡Qué bendito es tener el Espíritu para enseñar, el Espíritu para guiar y el mismo Jesús para ser el camino! Y todo esto porque Dios en Cristo es la salvación de todo pobre pecador que en él confía.

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